Esta casa, realizada en la Urbanización Santa Barbará cercana a Valencia, enfrentada a los campos de naranjos, se alza con sus volúmenes blancos y luminosos, perforados en las maclas para introducir la luz del mediterráneo en el interior. Domina pues el blanco, incluso en los suelos de piedra caliza de gran tamaño.
La casa tiene una entrada central que divide nítidamente las dos áreas: la zona de dormitorios y la de día, con el salón, el comedor y las piezas de servicio. El dormitorio principal incorpora un pequeño patio interior.